Es
bueno dedicar unos momentos a cómo cocinar un buen tomate frito, puesto que
aunque siempre queda la opción de coger un bote de “Orlando” y listo, la comida
queda mucho más rica si lo hemos preparado nosotros.
Lo
fundamental es tener una lata de tomate natural pelado, y si es posible
triturado, que nos ahorra el tener que fregar la batidora luego. También vamos
a necesitar cebolla, aceite, sal, azúcar, vino blanco y especias. Los libros de
cocina tradicionales te dirán que le pongas laurel, sin embargo es algo que en
mi casa nunca encontrarás, por lo que yo le he buscado alternativas, las que
más me gustan son el orégano y la albahaca. Y por supuesto un poco de pimienta
blanca.
Por
si quedan dudas, si el bote de tomate es de un kilo yo pongo una cebolla, y si
es de medio pues media.
Picamos
bien la cebolla y ponemos a calentar un culo generosillo de aceite. Cuando está
caliente le echamos la cebolla y le añadimos un poco de sal. Una vez que la
cebolla está doradita le añadiremos el tomate. Como siempre quedan restos en la
lata y el vino blanco le pega mucho a este plato, puedes echar un chorro de
vino en el bote y así recoger todo el tomate. También puedes hacer esto mismo
con agua.
Al
tomate le añadimos ahora sal al gusto, una cucharada pequeña de azúcar, las
especias, una pizca de pimienta y si tenemos en casa le podemos poner un poco
de tabasco o cayena, o un poco de salsa Wortherchester. Todo esto hay que
hacerlo de forma rapidita, porque el tomate salta que da gusto.
Una
vez que compruebes que te ha quedado bien todo de sabor, le pones una tapa a la
sartén, bajas el fuego y lo dejas más o menos media hora, hasta que veas que ha
reducido, es decir, hasta que veas que ya no está tan líquido y que parece que
se va compactando la salsa.
Y ya
está.
No hay comentarios:
Publicar un comentario