Cocemos
la pasta, o utilizamos la que nos sobró ayer, y la enfriamos.
Mientras
la pasta se hace vamos picando los ingredientes de la ensalada. Evidentemente
en una ensalada se puede poner lo que a uno le apetezca, lo mejor es usar lo
que sea que se tenga en la nevera, así aprovechamos bien nuestros recursos.
La
que a mi más me gusta es la que lleva tomate, zanahorias, un poco de lechuga,
canónigos, rúcula, queso y dependiendo del día y de las ganas la podemos hacer
con atún o con chorizo y salchichas.
Se
pica el tomate, la zanahoria, la lechuga y se hacen taquitos con el queso.
Personalmente me gustan todos los ingredientes en trocitos pequeños, pero cada
uno con su bikini que haga lo que quiera. Los canónigos y la rúcula se dejan
enteros. Si nunca habéis probado estas dos plantas aconsejo hacerlo, se sale de
los típicos ingredientes de la ensalada y saben realmente muy bien.
Algo
que también podéis probar es ponerle trocitos de judías verdes crudas. Aunque
parezca increíble están buenísimas. Lo mismo pasa con los champiñones, y con
cualquier otro ingrediente que se os ocurra: coliflor, brécol, pimientos del piquillo…
Según
voy escribiendo se me ocurren más cosas: aceitunas, aguacate, nueces, piña,
pera, manzana, piñones… Como veis a una ensalada se le puede poner cualquier
cosa, siempre que vayamos probando y viendo qué podemos mezclar con qué.
Una
vez que está todo picadito se mezcla en un bol y se aliña al gusto. Si le hemos
puesto una lata de atún lo ideal es utilizar el aceite de oliva del mismo, y
respecto al vinagre mi favorito es el de Módena, pero con la ensalada de pasta
la mayoría de las veces ni siquiera le pongo. Como ya se ha comentado, para
gustos los colores.
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